Carlos Ortega, Alejandro Rodríguez, Pepe Pulido y Jaime Andrés han decidido echar a volar en serio. Despegaron hace unos días del aeropuerto artístico de Ubrique con el objetivo de propagar al ciberespacio los ecos de fusión, pop y reggae de resonancias andaluzas que, bajo el lema “Me agarro a un clavo ardiendo”, han compuesto en su laboratorio de creación y han preparado concienzudamente. Carlinga es el nombre que las musas dan al capitán de la aeronave –la Microband–, aunque muchos mortales lo conocen por Carlos Ortega Liébana, piloto nada bisoño que debe su primer apellido a su productor en doble sentido: Pepe Ortega, el dinámico musicómano ubriqueño que, después de pasarse toda la vida materializando en vinilo o en bits los mejores sonidos del pop y flamenco andaluces de las últimas décadas desde Matasellos, ha merecido de los dioses disfrutar del mejor de los néctares: ver volar a su hijo. Pero lo más curioso de todo es que el chaval habría acabado volando solito aun sin contar con tan excelente instructor de vuelo. Porque Carlinga desde que tiene uso de razón está metido en unos ambientes de los que no podía esperar más que lo que le ha ocurrido: contraer un virus que le impulsa a crear y del que probablemente ya no se va a librar en toda su vida. Para calmar estas fiebres se ha estado sometiendo a los más rigurosos tratamientos en los mejores centros especializados. En la Universidad de Cádiz se diplomó en Educación Musical, y en el Conservatorio de dicha ciudad obtuvo el grado elemental. Cursó un seminario de jazz y flamenco en Sevilla, recibió clases de percusión de Rubén Dántag, participó en un combo bajo la supervisión de Jorge Pardo, en los talleres artísticos Frontera Sur y en la Escuela de Música de Ubrique (con los profesores Daniel Borrego y Paco Coria), se formó como percusionista, guitarrista y vocalista de forma autodidáctica, recibió clases de cajón y canto… Carlos perteneció a diversas formaciones antes de asociarse a sus amigos de la infancia y formar su primera banda, “L.U.J.O.” donde empezó a dar rienda suelta a su sed de componer. En un álbum recopilatorio llamado Flamencos del 2000 plasmó una de sus óperas primas: Solo son tus besos. En 2004 la iniciativa llamada Cazatalentos seleccionó otra de sus composiciones (Nos gusta a to’s) y le dio el premio a la mejor letra. En 2008 Warner Chapell Music editó su Dame sal para Rey Morao, como single. Este compositor ha colaborado en diferentes bandas importantes como músico de estudio y directo; ha hecho giras por España, Francia y Alemania; e incluso ha incursionado en otros ámbitos del arte, como de ayudante en la película Polígono Sur o de músico en el largometraje documental Dame veneno, junto a Pata Negra. Mientras tanto, se curte sin descanso en los mejores garitos. En fin, el currículum de Carlos Ortega respalda la decisión de este chaval de 30 años de empezar a pilotar en serio y ponernos a todos en órbita con su primer disco: “Me agarro a un clavo ardiendo”
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