No
juegues con tu salud
¡¡Peligro!!
Dietas milagro
Tras los excesos
navideños queremos perder esos kilos de más de la forma más rápida, y por ello,
en esta época nos invade la publicidad de dietas que prometen todo esto y mucho
más, son las temidas “dietas milagros”, pero ¿conoces las consecuencias que
tienen para nuestra salud?
Las
dietas denominadas milagro no son inexplicables ni se atribuyen a ningún hecho
sobrenatural. En primer lugar, la rápida disminución de peso se explica porque
inducen una restricción calórica muy severa (por su bajo aporte de energía, que
suele ser en torno a las 500-1000 kcal/día), y que generalmente conduce a
situaciones de carencias en vitaminas y minerales, y a una monotonía alimentaria
que las hace insostenibles a lo largo del tiempo. Además, suelen tener una
proporción desequilibrada de nutrientes, lo que provoca alteraciones
metabólicas del organismo. Y en segundo lugar, no se deben a ninguna
intervención divina, sino que son fruto, en muchos casos, de la búsqueda de
beneficios económicos más que a la promoción de una alimentación sana y
equilibrada, basándose en creencias populares y prescribiéndose por personas
ajenas al campo de la nutrición, no teniendo ninguna base científica sólida.
Existen
numerosas dietas de este tipo, pero podríamos dividirlas en tres bloques:
- Basadas en doctrinas
filosóficas: a
este grupo pertenecen las macrobióticas, que se fundamentan en una
determinada distribución de alimentos atendiendo a su clasificación según
su energía sea ying o yang.
- Dietas pseudocientíficas: son aquéllas que pretenden ser
explicadas con una base científica, aunque no la tienen. En este grupo
hablaríamos de las dietas hiperproteicas (ejemplo: dieta de Hollywood),
que consisten en aumentar la proporción de proteínas, por lo que el
organismo obtiene la energía de la grasa acumulada; dietas disociadas
(ejemplo: dieta de Hay, dieta de Montignac), que se basan en una
determinada combinación de alimentos según sus nutrientes; Cronodietas, en
las que los alimentos se consumen según la hora del día; dietas Alcat, que
clasifican a los alimentos según la tolerancia de cada persona,
dividiéndolos en positivos, moderados o leves (los positivos son los más
calóricos y los leves los menos calóricos); dietas cetogénicas (ejemplo:
dieta Atkins), donde se recomienda un consumo mínimo de glúcidos y alto en
proteínas, lo que produce cuerpos cetónicos, que son tóxicos.
- Dietas pintorescas: no tienen ninguna explicación
científica, pero son muy populares. Entre ellas, se encuentran la dieta
por puntos, que asigna puntos a los alimentos, debiendo tomar un número
determinado de puntos al día; dieta de las frutas (ejemplo: de la piña,
del melocotón, del kiwi, etc), que consiste en sustituir una o todas las
comidas del día exclusivamente por un tipo de fruta; dieta Dukan, basada
en la ingesta de proteínas y verduras, que ha sido clasificada como
ineficaz, desequilibrada y fraudulenta por el Ministerio de Sanidad y por
numerosas Sociedades de Endocrinología y Nutrición.
En
la actualidad existe un auge del uso de las dietas milagro ya que cada vez hay
un mayor número de personas con sobrepeso y obesidad. Y, aunque tienen cierto
éxito debido a la publicidad agresiva y engañosa a la que estamos sometidos, este
tipo de dietas no resuelven los problemas de peso a largo plazo, sino que
acarrean carencias nutritivas que ocasionan problemas para la salud como
osteoporosis, fallo renal, obesidad, cáncer, enfermedades cardiovasculares,
etc.
Numerosas
investigaciones con fundamento científico muestran que las dietas milagro no
son útiles para disminuir de peso de forma sana y duradera. Además, según un
estudio realizado por la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas
(AEDN), se ha demostrado que el 95% de las personas que siguen una dieta de
este tipo recuperan su peso debido al efecto “yo-yó” o rebote. Este efecto se
produce como compensación a la falta de energía recibida, poniéndose en marcha
mecanismos neuroendocrinos que se oponen a la pérdida de peso: mayor eficacia
metabólica, ahorro energético e incremento del apetito.
Recomendaciones de
Consumidores AL-ANDALUS
Tal
vez consigamos perder todos esos kilos de más de forma rápida y sin esfuerzo,
pero debemos plantearnos ¿qué pasa con nuestra salud?, ¿cuánto nos durará el
efecto “milagro”?, ¿y después de la dieta, qué?
Perder
peso no es un milagro, sino que requiere llevar a cabo dos cosas fundamentales:
una alimentación adecuada y ejercicio físico de forma habitual. Para ello es
muy importante la reeducación nutricional para modificar nuestros hábitos de
por vida, en lugar de hacer numerosas y distintas dietas sin base científica,
que no dejan de ser desequilibradas, incompletas y nocivas. Debemos anteponer
nuestra salud a los impulsos estéticos. Y recordemos que las dietas deben ser
personales para adecuarse a las características individuales de cada uno, por
lo que no deben seguirse dietas que han hecho vecinos, compañeros o amigos.
Acudamos siempre a un dietista-nutricionista, que nos ayudará a adquirir los
hábitos nutricionales adecuados para mantener nuestro peso sin perjuicio de
nuestra salud.