Alergias e intolerancias alimentarias
Algunas personas pueden ser sensibles a determinados alimentos,
que les provocan reacciones adversas tras su consumo. Esto puede
deberse a una alergia alimentaria o a una intolerancia alimentaria.
Alergias alimentarias: el sistema inmune reacciona
contra ciertas sustancias que están presentes en los alimentos y que reciben el
nombre de alérgenos.
Intolerancias alimentarias: aunque puede tener síntomas
similares a los de una alergia, el sistema inmunológico no interviene en las
reacciones que se producen de la misma manera.
Información
en alimentos envasados
Las empresas que suministran alimentos envasados deben indicar la
presencia de ingredientes o sustancias que causan alergias e intolerancias.
La información sobre estas
sustancias deberá aparecer en la lista de ingredientes, destacada mediante una
composición tipográfica que la diferencie (tipo de letra, estilo o color de
fondo) claramente
del resto de la lista de ingredientes y con un tamaño mínimo de letra. En
ausencia de una lista de ingredientes debe incluirse la mención “contiene” seguida
de la sustancia o producto que causa la alergia o la intolerancia.
Información
en alimentos no envasados
En el caso de los alimentos no envasados (comercio minorista, restauración...) por
primera vez es obligatorio indicar la presencia de ingredientes que
causan alergias e intolerancias.
Se destacarán mediante una composición
tipográfica que la diferencie (tipo de letra, estilo o color de fondo) y con un
tamaño mínimo de letra, de la misma forma que en los alimentos envasados, en
etiquetas unidas al alimento o en carteles junto al mismo, de forma
fácilmente visible, claramente legible y accesible.
No obstante, se permite en los alimentos sin envasar, envasados a
petición del consumidor y en la restauración (bares, cafeterías,
restaurantes…), facilitar la información sobre los ingredientes que
causan alergias o intolerancias de forma oral siempre que el
establecimiento tenga dicha información por escrito (ficha técnica, etiquetas,
menú, cartas...) o en formato electrónico a disposición del consumidor que lo
solicite. A juicio de AL-ANDALUS esto supone un amplio margen de inseguridad
para las personas consumidoras.
Existen 14
tipos de alérgenos
·
Huevo
·
Leche
·
Moluscos
·
Crustáceos
·
Cereales con gluten
·
Pescado
·
Frutos con cáscara
·
Cacahuetes
·
Altramuces
·
Mostaza
·
Granos de sésamo
·
Dióxido de azufre y sulfitos
·
Soja
·
Apio
Intolerancia
al gluten
Gluten es el nombre genérico de ciertas proteínas contenidas en
diversos cereales como el trigo (espelta, khorasan), el centeno, la cebada,
la avena o sus variedades híbridas y productos derivados. El gluten carece de valor nutricional, pero
tiene un alto valor tecnológico.
La mayoría de las personas pueden comer gluten sin ningún problema, sin
embargo provoca diversos trastornos de salud a las personas que padecen la
Enfermedad Celíaca, entre un 1 y un 3% de la población mundial.
Aunque no requiere tratamiento farmacológico ni de otro tipo, sí obliga
a llevar una dieta exenta de gluten durante toda la vida, ya que si se ingieren
alimentos que lo contengan pueden causar efectos adversos sobre la salud de
estas personas.
Identificar los productos
Para poder elegir alimentos adecuados para celíacos, los productos
aptos tendrán una de estas dos menciones:
·
Alimento “sin
gluten”: esta expresión se utiliza cuando los alimentos, tal como se venden
al consumidor final, no contienen más de 20 mg/kg de gluten.
·
Alimento “muy
bajo en gluten”*: se indicará cuando el nivel de gluten sea inferior a 100
mg/kg en el alimento, tal como se vende al consumidor final.
* Existen distintos grados de sensibilidad
al gluten, por eso, los alimentos con la indicación “muy bajo en gluten” pueden
no ser adecuados para todas las personas con intolerancia al gluten. Debe
consultarse al médico antes de consumir este tipo de productos.
En el caso de los alimentos que se
suministren “sin envasar”, debe declararse el cereal. Es voluntario indicar la
presencia de gluten junto con el nombre del cereal
Intolerancia
a la lactosa
La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos.
El cuerpo necesita una enzima llamada lactasa para digerir la lactosa. La intolerancia a la lactosa se
presenta cuando el intestino delgado no produce suficiente cantidad de esta
enzima, lo que provoca la incapacidad para las personas que la padecen de
ingerirla en cantidades normales.
Solo un 3% aproximado de los menores y un 5% del total de
personas somos intolerantes permanentes a la lactosa.
Los productos “sin
lactosa”
Lo que hacen las empresas lecheras para eliminar la lactosa
no es quitarla, sino romperla tal como haría el aparato digestivo de los que
somos tolerantes. Es decir, le añaden lactasa para que la rompa en glucosa y galactosa, azúcares que
sí pueden ser absorbidos por el intestino de los intolerantes. Para ello
emplean levaduras y bacterias inocuas y específicas.
En la actualidad se está extendiendo la creencia de que la
leche sin lactosa es más saludable, pero esto es del todo incierto y su consumo
habitual por parte de personas que no son intolerantes puede provocarles que se
conviertan en intolerantes transitorios.